Nota del editor: Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, el arzobispo emérito de Tegucigalpa (Honduras), escribió el prólogo del nuevo libro de Padre Cristóbal Rodríguez, Amados, creados y soñados prodigiosamente: En búsqueda de una pastoral LGBT inclusiva, publicada Junio 2025, por el Grupo San Pablo España. (Read in English.)
La espiritualidad sinodal nos ha abierto nuevos caminos para avanzar en el anuncio y la vivencia del Reino de Dios. El Evangelio de San Marcos nos recuerda que Jesús vió las dificultades que tenían los discípulos para navegar contra la corriente, y entonces caminó sobre las aguas, no simplemente para hacer un milagro de “espectáculo”, sino para hacerles ver su cercanía aún en las dificultades y Problemas.
Un tema que va abriéndose camino poco a poco y no sin dificultades, es el de la Pastoral con las personas de las comunidades LGBT. No se pueden ignorar o mirar hacia otro lado.
Son innegables las implicaciones prácticas no sólo en el campo de la pastoral familiar, sino enotros muchos ámbitos, de la reflexión desarrollada en el Sínodo de las Familias y cristalizada en el documento Amoris Laetitia. Fruto de ese camino de reflexión es la publicación que tenemos entre las manos. Tomando los tres verbos de conducción del capítulo VIII, acompañar- discernir-integrar, el autor los pone en diálogo con una realidad de frontera, como es la pastoral con personas LGBT.
No es un acercamiento superficial. La espiritualidad ignaciana, nos propone el marco desde dónde acercarnos a esta realidad, para que iluminada por el Evangelio mediante el ejercicio del discernimiento y el acompañamiento, podamos ofrecer cauces de integración que lleven a una comunión mayor entre todos los bautizados. La atención al camino personal de cada creyente, en su esfuerzo de la búsqueda de la voluntad de Dios, en un itinerario de transformación personal, es parte de la propuesta que se desarrolla en estas páginas.
La presentación de ejemplos concretos de articulación de distintas experiencias pastorales en este campo nos confirma las intuiciones de Amoris Laetitia: es necesario dar respuestas inculturadas en los propios contextos de acción, sin pretender soluciones generales desde arriba.
Poner en contacto Creador y criatura, experiencia base de la espiritualidad ignaciana, es el único modo para activar procesos verdaderos de cambio en cada creyente a nivel individual, pero también en la entera comunidad. La experiencia personal, no obstante sea parte de quién la realiza, en el contexto de un creyente tiene un componente comunitario que hace que esta influya y transforme la entera comunidad eclesial.
Ojalá lleguen días, dónde los grupos específicos para personas y colectivos marginados que hoy llamamos fronteras, no existan. Y esto porque la comunidad eclesial ha adquirido la madurez evangélica suficiente para hacer de la Iglesia una casa para todos, dónde todos se reconozcan, dónde todos encuentren su misión y servicio.
