En 2017, la hermana Mónica Astorga Cremona, una monja Carmelita Descalza que ha trabajado con mujeres transgénero en su Argentina natal desde 2006, envió un correo electrónico al Papa Francisco, a quien había conocido anteriormente como cardenal. Según Crux, respondió al día siguiente. «Te tengo a ti y al convento [en Neuquén, Argentina] cerca de mi corazón, así como a las personas con las que trabajas», escribió el Santo Padre en su respuesta.
Este mayo, el padre James Martin, S.I., realizó una entrevista por correo electrónico con la hermana Mónica, ahora carmelita desde hace 37 años. Ella le dijo a Outreach que 29 mujeres transgénero habían muerto en Argentina entre enero y mayo de este año. «Llevo un registro de las muertes», escribió.
Esta entrevista ha sido editada por su extensión y claridad. Una versión en inglés se puede encontrar aquí.
Padre James Martin, S.I.: ¿Puede describir su primer encuentro con una persona transgénero? ¿Cuál fue su respuesta inicial?
Hermana Mónica Astorga Cremona, O.C.D.: El primer encuentro fue con una mujer trans en Neuquén, Argentina que la llevaron al monasterio para que hablara conmigo, ella se había acercado a una parroquia para rezarle a la virgencita de Lourdes a quien tiene un gran amor y siente su protección.
Mi respuesta inicial fue de asombro (tenía amigos gay y amigas lesbianas, pero no personas trans), ante un misterio tan grande que Dios me ponía adelante para ayudarla, volví a experimentar que la ayuda siempre es mutua. Hablamos dos horas y no podía creer que un ser humano sufra tanto por su género autopersibido.
Padre Martin: ¿Cómo comenzó su ministerio a las personas transgénero?
Hermana Mónica: Este servicio que Dios me pide de acompañamiento a las personas trans fue progresivo, primero comencé acompañando a esta mujer trans que dije al comienzo, después le pedí que invitara a otras compañeras, hicimos una reunión y así fueron sumándose muchas más y cada una con su problemática y su búsqueda de algo distinto, algo trascendente.
Me impresionó mucho cuando les pregunté sus sueños y una de ellas me dijo: tener una cama limpia para morir.
Padre Martin: ¿Puede describir su ministerio? ¿Dónde está? ¿En qué consiste? ¿Cuántas personas trabajan contigo?
Hermana Mónica: Mi servicio en la Iglesia, en la sociedad es el de toda Carmelita Descalza, rezar por todos y más específicamente por las situaciones que tenemos más cercana y a ellas las tengo en mi corazón así que cada día pido por ellas, por los que están viviendo en distintos lugares, por las que conozco y por las que no también.
Cuando comenzamos yo era nexo entre los que querían ayudarlas y las que se querían dejar ayudar, también rezábamos juntas y un acompañamiento espiritual personal, cuando todo fue creciendo se abrió una casita de contención adonde pueden aprender talleres casi todos guiados por ellas mismas. Para eso ya se formó un equipo, que hoy está coordinado por un sacerdote y una de las trans.
Padre Martin: ¿Qué es lo más sorprendente que has aprendido sobre las personas transgénero?
Hermana Mónica: Difícil hablar de lo más sorprendente ante tantos caminos recorridos y tantas cosas que me sorprendieron de ellas.
Algo que aprendí fue mantener la alegría ante tanto rechazo y dolor. A todo el sufrimiento le buscan algo de humor.
Padre Martin: ¿Qué es lo que más le gustaría que los líderes católicos supieran sobre ellos/as?
Hermana Mónica: Cuando alguien comienza a formar parte activa de nuestra Iglesia es porque sintió un llamado a seguirlo a Jesús desde las distintas vocaciones. Y en su vida intenta ver ese Reino de Dios que está cerca, solo hay que tener una mirada contemplativa para descubrirlo presente y se manifiesta en lo que te toca vivir y ellas no son la excepción, yo descubrí el Reino en ellas también y invito a cada uno que haga esa experiencia que no se quede con prejuicios que nos alejan tanto.
Padre Martin: Algunos católicos dicen que las personas transgéneros son el resultado de la «ideología de género», o en el caso de los jóvenes, la presión de sus compañeros o las imágenes de los medios. Otros dicen que son una ofensa a la moral cristiana, ya que sólo hay dos sexos, masculino y femenino. Otros dicen que cuando hacen la transición se están mutilando.
¿Cómo respondes a esos comentarios?
Hermana Mónica: Las personas transgéneros existían antes que la ideología, la experiencia que tiene cada uno de los que hablan debe tener su fundamento es algo difícil de juzgar. Sí puedo decir desde mi experiencia que lo mejor es conocer sus vidas, sus sufrimientos y sus alegría, mi invitación es amar como Jesús no a juzgar.
Padre Martin: ¿Puedes contarnos una historia sobre uno de tus amigos/as transgénero que nos ayude a entender sus vidas?
Hermana Mónica: La mujer trans que me pidió al comienzo la cama limpia para morir en ese momento tenía 40 años. Fue expulsada de su casa a los 13 años, (su madre dijo a toda la familia que estaba muerta) vivía de la prostitución, alcohólica, consumía drogas. Cada noche para aguantar cada cliente salía con dos botellas mitad vino y mitad coca cola, al regresar a su miserable casa alquilada, lloraba y le pedía a Dios que ya no quería vivir así.
Hoy tiene su taller de costura, trabaja por la mañana en una oficina de diversidad y hace nueve años dejó las adicciones. Después de 34 años se volvió a encontrar con su familia y su madre la llama diariamente.
Padre Martin: ¿Alguna vez te encontraste con alguna oposición dentro de la iglesia? ¿Cómo respondiste? ¿Qué te permitió continuar?
Hermana Mónica: Sí me encontré con mucha oposición. No siempre respondí de la misma manera, pero si aprendí que cada oposición, cada contrariedad que vivís te lleva a ver cómo te ubicas en la vida ante las cosas, evaluar si lo que haces es según Dios y eso te permite seguir sabiendo que nada es tuyo y todo es por Él , con Él y en Él.
Padre Martin: El Papa Francisco te escribió una carta de aliento. ¿Puedes describir cómo sucedió eso? ¿Lo había conocido durante su tiempo como Arzobispo de Buenos Aires?
Hermana Mónica: Con el Papa Francisco nos conocemos desde antes que sea un arzobispo, tuvimos algunas charlas, cortas y profundas. Y me escribió precisamente en un momento en el que intentaba discernir y ver por donde seguir. Me alentó a que no deje de acompañar a las personas descartadas de la sociedad.
Padre Martin: ¿Cómo ha cambiado su comprensión de Dios debido a su ministerio?
Hermana Mónica: Siempre desde muy pequeña lo vi a Dios muy cercano a todo dolor humano, por eso cuando ingresé al Carmelo pedía nunca perder la alegría y que siempre me mostrara los rostros y nombres de las personas sufridas. Quería y quiero tener los pies en la tierra.
Fui acompañando jóvenes con adicciones, privados de libertad, las personas que llegan a nuestra comunidad por ayuda de alimentos o ser escuchadas y las mujeres trans que fueron quienes me mostraron al Cristo crucificado y que no se les permite llegar a la resurrección. Hoy más que nunca veo a ese Dios que camina a nuestro lado y no hace acepción de personas.
Padre Martin: ¿Cómo puedo acompañar a una persona trans?
Hermana Mónica: Hacerla sentir ser humano.